Citas

"La vida es aquello que sucede mientras planeamos el futuro", John Lenon

"Hay días en la vida en que no sucede nada, días que pasan sin nada que recordar, sin dejar rastro, como si no fueran vividos. Pensándolo bien, la mayor parte de los días son así , y sólo cuando el número de los que nos quedan se hace claramente más limitado nos preguntamos cómo ha sido posible que dejáramos pasar, distraídamente, tantísimos. Pero estamos hechos así; sólo después se parecía el antes y sólo cuando algo está en el pasado nos damos mejor cuenta de cómo sería tenerlo en el presente. Pero ya no está". Tiziano Terzani

domingo, 27 de julio de 2014

Guadalajara 01. El Vado - El Atazar

Esta será la primera de una serie de rutas que voy a hacer por la provincia de Guadalajara; y, más específicamente, por la Sierra Norte.

Como siempre, la he trazado con el Garmin y la he programado para salir prontito (a eso de las 06.30h) y volver a comer a casa tarde (sobre las 15.00h). Con una perfecta combinación de carreteras secundarias, terciarias y pistas forestales... todo en un perfecto cocktail especiado con el mejor paisaje.

ITINERARIO:
Pozuelo - Colmenar Viejo - San Agustín de Guadalix - El Vellón - Torrelaguna - Valdepeñas de la Sierra - Tortuero - El Vado - La Vereda - La Hiruela - Puebla de la Sierra - El Atazar - Viñuelas - El Cásar - Pozuelo.
(carreteras terciarias y pistas forestales)

TOTAL:
287 kms. Tiempo en movimiento invertido: 04:41m

 

 
CRÓNICA:
 
Me gusta salir antes del amanecer y ver salir el sol. Además, eso me asegura que podré disfrutar de la ruta sin prisas. Gran parte del camino (fundamentalmente el principio) es dirección Este, por lo que el sol estaba enfrente; con el inconveniente que eso significa para la fotografía y la filmación. La verdad, es que de esto me di cuenta al descargar las tarjetas de memoria.
 
El primer tramo es el de la carretera de Colmenar, tantas veces recorrido. La autovía es rápida, pero sé que debo tener cuidado por los radares. Esta vez no subiría hasta Miraflores, como siempre hago; sino que me dirijo a San Agustín de Guadalix por una carretera secundaria, bien asfaltada, que a estas horas de la mañana apenas tiene tráfico. Y luego por la A-1 hasta la salida a El Vellón, para minimizar la autovía. La carretera sigue siendo secundaria y apenas tiene coches, así que sigo disfrutando... Ahora sí comienza a salir el sol, con su color anaranjado. Aprovecho la gasolinera de Torrelaguna para repostar y así olvidarme del combustible el resto de la ruta.

Tengo ganas de pasar Patones de Abajo porque un poco más adelante comenzará la primera carretera terciaria... aaaiiinnnsss, ¡qué ganas!


 
La vertiente sur de la llamada Sierra Pobre (Patones) está llena de pequeñas construcciones del Canal de Isabel II, que son apoyo para las conducciones de agua. Es fácil encontrar presas, puentes y conducciones de agua que sortean los cortados de piedra.
 
Una vez que comienzas a entrar en la Sierra Norte, la vegetación se incrementa y las carreteras se vuelven retorcidas. El asfalto está roto y el piso cubierto de polvo; lo que obliga a extremar las precauciones. El paisaje no deja de sorprenderme detrás de cada curva: hay mucha más vegetación de lo que pensaba, y mucha más agua. Por fin, el asfalto desaparece y comienza la pista... se dirige al Norte; buena dirección.
 
Tortuero es un pequeñísimo pueblo que me sorprende: por su Iglesia completamente restaurada, la plaza con su fuente y el arco escondido tras la vegetación a la salida de la localidad, también por una pista forestal.
 
 
A continuación disfruté de una de las partes más bonitas del recorrido, por el tipo de pista (que se complicó bastante), por el paisaje y por la propia naturaleza. Pero me encontré en uno de esos momentos en los que realidad y camino de mapa no coinciden... y hacer caso al GPS se convertía en una opción arriesgada con una moto de 250 kg. Conclusión: hacer caso al sentido común y buscar un alternativa. En momentos como este te das cuenta de que el mapa topográfico de papel es una herramienta insustituible; porque te permite ver la zona con una perspectiva y una dimensión lo suficientemente grande como para saber qué debes hacer. Y olvidarte de la pantalla de 4" del GPS, que no te deja ver casi nada sin perder tu referencia.
 

 

 
Con mucha atención porque la pista era complicada, terminé en la preciosa carretera que te lleva a Valdesotos y, un poco antes del pueblo, a una vieja y pequeña pista asfaltada del Canal (permitida) que finaliza en El Vado. Este tramo es también único. La llegada al pantano bien merece un momento de tranquilidad.
 
 
Quería más Norte y más pista. A estas alturas del recorrido estaba ya disfrutando como un niño pequeño y no quería parar. Así que... ¡GAS! El GPS pronosticaba un buen trecho de pista hasta la próxima carretera.
 
 
 
 
 
 Mientras pensaba que por delante sólo tenía bosques, piedras, caminos y riachuelos, me llevé una magnífica sorpresa. ¿Qué es eso de encima de las rocas? ¿Un poblado? Efectivamente. Así, de repente, y sin que apareciera en los mapas, me encontré con uno de los mejores poblados de arquitectura negra que he visto; sin contaminación de otro tipo de construcción moderna. Se trata de La Vereda. Al parecer, una asociación se ha encargado de reconstruirlo poco a poco. Eso sí no tiene ni agua ni luz eléctrica, pero... ¿realmente hace falta? Por cosas como ésta me encanta la provincia de Guadalajara Norte.
 





 
Ahora sí que estaba en la gloria "trailera". A esta ruta no le podía pedir más... y sin embargo, continuó dándomelo. Tras unos cuantos kilómetros de tierra, cogí el tramo de asfalto que me conduciría a El Atazar. Curvas, curvas y más curvas... carreteras pequeñas que me cruzaban sólo con algún motero como yo, y que anticipaban que comenzaba el retorno a la urbe. Acantilados, ríos, buitres... Hasta la placita de El Atazar, en la que sentado al sol me permití el "descanso del guerrero" con media ración de migas y una Coca-Cola.
 
 
 
Cansado tras cinco horas de moto y satisfecho por la pedazo de ruta que había descubierto, ya solo quedaba volver a casa.

sábado, 7 de junio de 2014

Ruta Miraflores - Valle del Pirón - Segovia

Con Africana lista en el garaje y pidiendo guerra, tenía ya que salir a hacer una ruta trail... no podía seguir esperando. El primer tanteo lo he hecho por carreteras comarcales; en realidad, 300 kms de carreteras comarcales entre Madrid y Gredos. Y estoy encantado con la moto. Pero ya tocaba guerra... y qué mejor batalla que una ruta de Wikiloc (no habia tiempo para preparar nada) un poco adaptada para hacer su salida desde Madrid. Llevaba los dos ingredientes fundamentales: ganas y moto. 

La primera parte del itinerario era por carretera: Pozuelo - Miraflores de la Sierra - Pto de la Morcuera (hace tiempo que no lo tomaba, porque me dejaba caer por el de Canencia) - Rascafría. 

El día parecía que iba a ser bueno, pero había que esperar a que levantara un poco; y el puerto se hizo bastante frío. Me levanté a las 06,30 y a las 7,00 ya estaba en ruta. Conducir viendo amanecer es una sensación que me gusta; pero hay que tener claro que la diferencia entre la mañana y el mediodía será grande. Así que lo mejor es llevar el equipo adecuado para cada momento.


Tras coronar La Morcuera, con su preciosa vista hacia Madrid, la carretera comienza a descender levemente atravesando el Valle de Lozoya; combinando praderas, algo de bosque y risco, y serpenteando junto pequeños riachuelos. 


Aunque iba abrigado, ya comenzaba a tener bastante frío. Quedaba poco para Rascafría, y allí correspondería cuidar al cuerpo dándole un cafetito caliente con un pequeño desayuno. Así entraría en calor. Siempre paro en el mismo bar. Desde la misma plaza de Rascafría se toma una pequeña carretera que sube por el puerto de Navafría y atraviesa la Sierra comunicando la Provincia de Madrid con la de Segovia. Al llegar a lo alto dejamos atrás el cartel de Comunidad de Madrid, con lo que ello significa: bye, bye prohibición genérica de pisar pistas. Africana comienza a relinchar con el aroma a campo...


Esta carretera termina en la N-110, que une Ávila con Soria, pasando por Segovia. Es la carretera de conocidos pueblos como Torrecaballeros (donde se disfruta de magníficos asados) o de Prádena (con sus desconocidas pero espectaculares cuevas). 
La cruzo y me dirijo un par de kilómetros dirección a Segovia, y allí arranca la pista elegida. Es zona de ganado y praderas, por lo que el terreno está bastante húmedo. Lo mejor para catar las cubiertas que he elegido. Auténtica prueba de fuego. También llevo el GPS Garmin 62 bien conectado a la batería... será el momento de comprobar si falla (se apaga o no). Ya avanzo que ha funcionado perfectamente. Así que sólo puedo decir una cosa: "Yeeeeeeha!" Porque el Garmin 62 para mi es el mejor GPS. 

 La parte mala es que al ser zona de ganado, las pistas estaban llenas de puertas que hay que abrir y cerrar. He podido comprobar que casi toda la zona de la falda del monte por la zona segoviana es así. En ocasiones, el camino estaba claramente marcado; en ocasiones, se trataba de una zona verde encharcada donde había que tener mucho cuidado para coger la rodera correcta y evitar cruces de rueda. Pero hay que reconocer que tanto la moto como las cubiertas han respondido a la perfección.

Como la ruta era sorpresa y no la había preparado con el mapa, fui descubriendo la belleza arquitectónica de la zona: una pequeña iglesia aquí, un puente allá... Pero la sorpresa más grande fue cuando me encontré en Sotosalbos. Este pueblo es una auténtica joya del arte románico segoviano. La única decepción fue que habían cerrado el bonito bar de la plaza.


El itinerario coincidió en varios puntos con una nueva ruta turística que han debido hacer que se llama "La Ruta de San Frutos"... y que supongo que terminará en la ermita de este Santo; en el Duratón. 
Es curioso ver cómo por aquí, en algunos caminos, los ganaderos han decidido cerrar los caminos con una supuesta puerta de alambre (tan bien atada que no fui capaz de abrir) y dejan el paso por un estrecho paso canadiense para animales, peatones y bicicletas (seguro que no han pensado en las motos). Pero digo yo... ¿y si vas en coche? Supongo que entonces, te jodes. Yo, con los cilindros y las maletas de Africana, pasé justito justito. 


La ruta, que estaba siendo espectacular... pero lo mejor estaba por llegar. Tras atravesar Losada de Pirón, el GPS marcaba dirección al río. Conozco ese camino, porque lo he hecho alguna vez con el todo terreno; y, desde luego, es todo menos sencillo. El acceso desde Losada baja por una pista bastante rota, con piedras, roderas y barro. Pero eso no es lo peor: el problema está en que el río corta cuatro veces el camino obligando a los correspondientes vadeos con bastante agua; por no decir mucha. Hice los dos primeros asegurando el terreno y verificado que el suelo estaba duro, pero al llegar al tercero me entró la duda. Y tampoco encontré paso alternativo, porque el puente de madera terminaba en una "T" que la moto no podía pasar.


Tuve suerte porque, en ese momento de duda, llegó un grupo de endureros con sus ktm que cruzaron primero para que viera que el barro inicial no era muy profundo y que la salida de arena en curva podría pasarla bien... y si no, ellos me echarían una mano. Es la confianza que necesitaba para atravesar sin problemas el tercero y cuarto vadeo, en el que los cilindros bóxer estaban incluso sumergidos (lástima que con la tensión no hice fotos).

Ciertamente, estaba cansado. Este tramo me había desgastado bastante, y había invertido mucho tiempo en recorrerlo; así que a la salida, enfilé por la carretera de La Granja hacia Madrid haciendo un alto en Navacerrada, para tomar el último aperitivo antes de llegar a casa. Sería en el Reloj, el restaurante del conocido de un amigo. Y acerté. Media horita más tarde y con la satisfacción de que he terminado una moto fantástica que me va a dar un montón de satisfacciones. He acertado en todo: vehículo y kilómetros, así que... GAS HACIA EL HORIZONTE. 




"Africana", casi terminada

Bueno, unos meses más tarde y ya tengo a Africana casi terminada; a falta de fortalecer las botellas delanteras y el amortiguador trasero. Posiblemente, aunque lleva un protector de cárter de serie, le pondré uno más robusto. Los soportes de la navegación ya están instalados; siempre dos (por si acaso, y porque navegando me gusta llevar el mapa en uno y el gps en modo navegación en el otro). El depósito admite 30 litros, por lo que haré -si no aprieto- 400 kms; suficiente. Las maletas son las Krauser originales (que van la leche de bien) y maleta arriba no quiero poner porque rebotará en los baches y acabará rompiendo la parrilla. No es lo mismo un uso trail a mi estilo, con pistas, caminos y zanjas, que un trail de estilo carretera-gran turismo (que no digo que no sea bonito también). En las ruedas he puesto un líquido americano tipo gel (de cuyo nombre quiero acordarme, pero no lo consigo) que evita el deshinflado si pincho; mejor que los muses para esta moto. En carretera serían inviables. 
Las cubiertas han sido otro apartado de mucho pensar. Finalmente he optado por las clásicas Continental TCK 80 de Continental. Siempre han ido bien… ¿para qué inventar otra cosa? Los Enduro Sáhara 3 de Metzeler son demasiado blandos; los Karoo 3 demasiado “modernos” para unas llantas tan estrechas; los MT63 de Michelín, demasiado de enduro… Así que me quedé con los de siempre. Y con ganas de probar los Heidenau K60 Scout. Quizá para la siguiente.

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